lunes, 16 de julio de 2012

DE SUBNORMALES 02


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El españolito no es más ni mejor que un marroquí, eso es lo que he visto y he apreciado las pocas veces que he visitado una fábrica o he hablado con un arquitecto, una cineasta o un ingeniero marroquíes. La única diferencia es que el marroquí pretende ser o parecer europeo, aun sabiendo que está lejos, lo intenta y trabaja para conseguirlo; mientras que el españolito cree serlo por vivir donde vive y se ha acomodado.
El españolito, en cambio de transformar sus industrias para producir calidad, las cerró pensando que era más cómodo vender el producto de su competidor: el chino, ya que ni por asomo pensó en invertir en investigación. Prefirió pagar al alcalde una comisión para que le recalificara el terrenito del abuelo, pedir prestado a la caja provincial y construir más apartamentos que posibles veraneantes. Por otro lado, para gobernarlo eligió a un ejecutivo con pocas luces, no fuera que se pusiera a pensar y le estropeara el invento; que no sobrepasara su nivel intelectivo, que invirtiera en toros y en la procesión del santo sepulcro, antes que en cultura; que no supiera inglés porque no lo necesita; que le construyera un tren de esos tan rápidos que tienen los franchutes, para poder ir a la capital del reino y ver los toros y el fútbol.
Ahora, el españolito asiste, entre el asombro y la rabia, a su ruina y al reflejo de lo que realmente es: mitad africano y mitad europeo. Y, para su desgracia, el marroquí no se cansa de pasárselo por las narices, cuando, con todo el descaro, le discute el precio del alquiler a la baja; o el paquistaní, que prospera en la tienda de ultramarinos de la abuela, que él tan alegremente abandonó porque era muy esclava.
El españolito, debido a su cultura y a su idiosincrasia de europeo chulo, ha buscado un chivo expiatorio y esta vez lejos, porque el catalanito va tan colgado como él y lo de la solidaridad ya no cuela. La culpa, cómo no, es del alemán que se ha quedado sus dineros y no los suelta, y si es de los que piensan un poco, arremete contra el chino, que trabaja a destajo y le hace la competencia con sus baratijas hechas a mano. De tecnología ya no habla, porque fuera del feisbuc y de los enchufes que le cambia a la parienta, a más no llega. Y como remate y para que no sea dicho, para salir de este embrollo ha elegido a sus chulos, esos que hacen la peineta a los funcionarios, que por haber aprobado unas oposiciones ya se creen los reyes del mambo, al mismo ministro de hacienda que le metió en su burbuja y a uno de economía procedente del mundo especulativo, con evidentes deficiencias. Es eso y cuanto antes lo asumamos, mejor nos irá, porque para solucionar un problema lo primero es hacer balance de lo que se tiene y medir el capital humano que se dispone.


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2 comentarios:

  1. Pues si que tienes razón y pues no, porqué no quieren gente formada, uno que mide las cosas con su propio rasero, mirando sí acaso le alcanzan las aguas el ombligo y de paso el propio currículo encuadernado, se mosquea cuando dicen que hace falta gente mejor preparada. ¿Para hacer que y por cuanto?. Se pregunta. ¿Lo del experto por el sueldo del becario?. Se contesta. ¡Pues mejor aprender idiomas!.

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  2. El problema del empresario español es su propia falta de preparación. Y es que mal puede pedir un licenciado, cuando él no aspira a más que ser tendero de baratijas.

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