miércoles, 4 de abril de 2012

¿QUÉ HACEMOS PARA EXPULSAR LA MIERDA?

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¡Qué malos son esos que rompen escaparates de tiendas majas, cristales de bancos, que queman cafeterías asquerosamente explotadoras!
¡Qué malos son esos que se organizan, esos sindicalistas que no salen en la foto, que no reciben subsidios!
Son tan malos que no temen al sistema.
Por fin un conseller, un político, manchado, eso sí, por comisiones; enmierdado por el tráfico de influencias y de ayudas a la formación, habla del sistema.
Ya era hora. Por lo menos, el Feip no esconde su verdadero rostro. Los carteristas, asaltantes, traficantes de personas y de drogas, ladrones, usurpadores, falsificadores… pueden dormir tranquilos, serán detenidos durante unos días o, en el caso de ser amigo o de la casta, solo unas horas. Los sindicalistas rabiosos, esos que rompen los cristales de los bancos, no; esos con una vez habrá bastante y sus fotos se repartirán por doquier para alentar la delación.
Los ladrones no atentan contra el sistema porque son parte de él, son aceptados, aunque a regañadientes, porque los entienden. Son, después de todo, el eslabón pobre o el hijo pródigo, de los financieros y políticos que esquilman a los imbéciles de sus electores.
Pero esos que se quejan, que se atreven a organizarse y a votar a gente extraña, ya son miles y empiezan a ser un peligro y hay que descabezarlos, no fuera que terminen siendo más y no se llegue a tiempo. Y no llevan corbata ni traje, no aparentan esa dignidad, de la que el Felip va sobrado.
Millet corretea tranquilo por la calle, es de la casta y no debe temer nada. Al salir de la cárcel por el caso Banca Catalana, le brindaron la dirección de un ente público, ya que consideraron que tenía suficiente experiencia. Los gestores de la fundación de los convergentes también. Por muy imputados que estén, siguen en sus puestos de confianza. Y es que saben robar tan bien… Pero esos descamisados maleducados, que ponen en peligro al sistema, como que no.
¿Los votantes de CIU necesitan más pruebas?
No, de ningún modo. Su problema es que les va la marcha de catalanistas educados; que creen ser la derecha civilizada, en un país de ultras medio locos, cuando solo son los eternos paganos.

¿Qué hacemos para expulsar la mierda?
Apedrearla, quemarla, perseguir lo que más quiere y sacarle lo que más desea. Que sienta miedo, mucho, el de verdad. 


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