sábado, 25 de agosto de 2012

UN PAÍS EN LA ENCRUCIJADA


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En este momento se celebra el 75 aniversario de la liberación de París. En el desfile ondea la bandera republicana española, en España está perseguida. Allí se honra a los republicanos españoles, aquí aún siguen en las cunetas.
Eso es España y es así como nos ven en Europa, y ya nadie disimula ni esconde su burla.
Mal vamos, porque cuando una sociedad pierde su honorabilidad en el extranjero y los que deben tratar con sus gobernantes se mofan
abiertamente de ella, nada bueno cabe esperar.




A fines de julio Liberation publicaba en su portada que España era un país perdido, días antes algunos diarios británicos y norteamericanos daban a entender lo mismo, quizá no con palabras tan crudas, pero sí más contundentes y duras. Venían a decir esos periódicos que España era un país arruinado en todos sus aspectos, su sociedad decadente y su clase política amoral e incapaz. En realidad solo publicaban lo que piensa la clase política, económica y mediática de casi todo el mundo: el norte de África, gran parte de América, Asia y prácticamente toda Europa.
En fin... eso no significa que sea imposible solucionarlo. Decir imposible siempre ha sido excesivo. En cualquier caso lo apropiado es decir casi imposible.
Soluciones siempre las hay y todas pasan por lo mismo: desembarazarse de la clase política, recordando que mientras siga libre o no lo suficientemente enterrada, existe el riesgo que resurja. Y es que la idea de desembarazar debe ser llevada hasta el límite que permita la ley del hombre, no la que propugna nuestra judicatura.
Esa es mi idea y lo que deberíamos proponer y buscar, sin olvidar el material disponible. Solo así, creo, podremos solucionar el problema.

Una manera es crear asociaciones locales, que, como muchos piensan, no dejan de ser pequeños grupos. Lo siguiente es crear asambleas de dichas asociaciones, a la manera de los grupos anarquistas de principios del XX, de las que salgan elegidos quienes coordinarán la gobernabilidad del país.

Coordinar, este es el truco, porque dichos compromisarios no deberían tener más prebendas y dietas, que las de un liberado sindical ahora mismo. La coordinación no significa gobernar sino buscar y contratar a profesionales para dirigir cada uno de los ministerios. Se me ocurren un montón, ¿a quién no? que podrían hacerlo mil veces mejor que los actuales.
Hoy en día, que asistimos esperanzados a la muerte de las ideologías y en que todo se mueve por un liberalismo mal entendido y peor practicado, en el sistema actual cabría cualquier pensamiento o "ideología"; solo es cuestión de organizar las partidas económicas adecuadas, unas para el desarrollo sostenible, otras para la funcionalidad de la sociedad y otras para la solidaridad y para promover el equilibrio social.
Más sencillo imposible, solo hay que ponerlo en práctica. El único problema es que con la actual clase política y judicial es imposible, de manera que hay que desactivarlas o eliminarlas dependiendo de su resistencia. Y, por supuesto, para conseguir la complicidad de la sociedad en un proyecto tan ambicioso, es indispensable que la actual clase política y judicial sea juzgada y a los culpables requisados todos sus bienes, hasta los calcetines, encarcelados, reeducados y obligados a trabajar para la sociedad. Solo así podríamos convencer a dicha sociedad que el cambio es real y con futuro


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lunes, 6 de agosto de 2012

UNA BUENA HISTORIA











En todo caso, quién se acuerda de Barheim, de Cachemira, de...
¡Qué fácil es manipular!
La gente es muy simple, tanto que hasta es patética.



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