domingo, 9 de marzo de 2014

UNA SOLUCIÓN ECONÓMICA

¿Qué prefieres, decidir el camino que vas a tomar o que lo decidan por ti?
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Para el Estado lo más sencillo es utilizar la vía impositiva, para equilibrar sus cuentas y regular el equilibrio económico entre la ciudadanía. Es decir, que si está en manos de la derecha, trata de favorecer a los más adinerados o los que poseen mayores rentas; y si está en manos de la ultraderecha, lo que trata es de favorecer a una pequeña minoría de grandes rentistas o industriales; y tanto una como otra hacen lo posible para añadir al festín a sus favoritos, sean alcaldes, senadores, congresistas y más gente de bien de su entorno. No hacerlo sería estúpido por su parte y hacerlo en demasía una imprudente necedad.
En el caso de gobernar la izquierda, pues nadie lo sabe, porque esa no lo ha hecho nunca, al menos desde que tengo uso de razón, y debo reconocer que con mi edad la tengo desde hace mucho. Según mi padre, que en paz descanse, ni siquiera él pudo ver el resultado de una política de izquierdas, más que nada por lo poco que duró, aunque sí que la vió en el sistema educativo, que según él, hombre de derechas de toda la vida, nunca había sido tan fructífero. -Los que consideran de izquierdas a los gobiernos mal llamados socialistas, solo deben analizar su diferencia con los de la vecina Francia, incluso con sus gobiernos de derechas, en sus proyectos de ley, el reparto impositivo o el sistema educativo. No hace falta ser inteligente ni avispado, cualquiera qua haya viajado al país vecino, con solo mantener los ojos bien abiertos le habrá sido suficiente-

El liberalismo no es en si malo, solo necesita un cierto control por el Estado, delicados toques para poner las cosas en su sitio de vez en cuando. El trabajador gana por lo que produce, el empresario por lo que invierte y acierta; y el Estado recauda una parte proporcional de todos ellos, para garantizar su funcionamiento y el bienestar de la ciudadanía en general. El problema deviene cuando el Estado pretende beneficiar más a un colectivo que a otro; y eso, aunque esos estúpidos americanos digan que es liberalismo, es todo lo contrario. Legislar para facilitar las cosas a un grupo de presión, es una estupidez que siempre termina mal, sino ahora más adelante. Da lo mismo que sea un sindicato o un trust metalúrgico, una región o un gremio. El liberalismo bien llevado lo equilibra todo, incluso el índice de natalidad.

Ahora mismo, en plena vorágine política, cuando debemos diseñar nuestro programa, me preocupa cómo puedo plantear una solución a nuestra crisis y qué se puede hacer para llevarla a cabo.

Lo más sencillo es lo que hablábamos al principio: aumentar los impuestos, sobre todo a los que más tienen, ya que el Estado, a través de sus sucesivos gobiernos, se han dedicado a desplumar a los trabajadores y a los pequeños empresarios, sin apenas tocar el capital de los grandes o, en todo caso, facilitárselo. Pero, ¿es esta la solución a nuestra crisis? No, ni de lejos. Eso solo solucionaría el desequilibrio, pero no el fondo.
El reequilibrio y la salida de la crisis pasa necesariamente por el aumento del poder adquisitivo de la clase trabajadora y de los pequeños empresarios, nunca por gravar en exceso a una clase más que a otra; por tanto lo que debemos hacer es que ganen más dinero, o sea subir los salarios de los trabajadores y los beneficios de las pequeñas empresas. Para eso debemos corregir el margen de beneficios de las grandes, pero sin necesidad que sea visto como un castigo sino por la propia naturaleza del mercado. Lo primero, por supuesto, pasa por simplificar el sistema impositivo y reducir el tipo de exenciones y ayudas, hacerlas administrativamente asequibles a todo tipo de empresas, desde la más grande a la más pequeña. Lo segundo es eliminar las ayudas a las grandes empresas solo por serlo. Da lo mismo que el sindicato grite a favor suyo, en aras a facilitar una gran inversión. El Estado debe ser igual para todos y en cuanto una empresa intenta chantajearlo, ha de ser consciente que será fuertemente penalizada en el territorio.
¿Pero cómo conseguir aumentar el salario de los trabajadores y el beneficio de los pequeños empresarios sin afectar la competitividad de las empresas?
Está claro que debemos salir de la disciplina del Euro o, al menos, crear una nueva moneda paralela a él, tal como contaba hace tiempo. ¿Pero será eso suficiente? No, seguro que no, por eso necesito consejo.

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