miércoles, 11 de noviembre de 2009

ES CUBA, MI AMOR.

_________________________________________________

“Después de una agresión, hay ciertos miopes que culpan a la propia víctima por lo ocurrido. Si es una mujer que ha sido violada, alguien explica que su falda era muy corta o que se contoneaba con provocación. Si se trata de un asalto, los hay que sacan a relucir el llamativo bolso o los brillantes aretes que despertaron la codicia del delincuente. En caso de que se haya sido objeto de la represión política, entonces no faltaran quienes aleguen que la imprudencia ha sido la causante de tan “enérgica” respuesta. La víctima se siente -ante actitudes así- doblemente agredida.
Las decenas de ojos que vieron como a Orlando y a mí nos metieron a golpes en un auto, preferirían no testificar, sumándose así al bando del criminal.
El doctor que no levanta un acta de maltratos físicos porque ya ha sido advertido de que en este “caso” no debe quedar ningún documento probando las lesiones recibidas, está violando el juramento de Hipócrates y haciendo un guiño cómplice al culpable. A quienes les parece que debería haber más moretones y hasta fracturas para empezar a sentir compasión por el atacado, no sólo están cuantificando el dolor, sino que le están diciendo al agresor: “tienes que dejar más señales, tienes que ser más enérgico”.
Tampoco faltan los que siempre van a alegar que la propia víctima se autoinfligió las heridas, los que no quieren escuchar el grito o el lamento a su lado, pero lo resaltan y lo publican cuando ocurre a miles de kilómetros, bajo otra ideología, bajo otro gobierno. Son los mismos descreídos a los que les parece que la UMAP fue un divertido campamento para combinar la preparación militar y el trabajo en el campo. Esos que aún siguen creyendo que haber fusilado a tres hombres está justificado si de preservar el socialismo se trata y que cuando alguien golpea a un inconforme, es porque este último se lo buscó con sus críticas. Los eternos justificadores de la violencia no se convencen ante ninguna evidencia, ni siquiera ante las breves siglas E.P.D. sobre un mármol blanco. Para ellos, la víctima es la causante y el agresor un mero ejecutor de una lección debida, un simple corregidor de nuestras desviaciones.”

(Extraído de "Generación Y", el magnífico blog de Yoani Sánchez. Lástima que sea tan poco modesta, todo lo contrario que pregona.)


Demasiado próximo, diría yo.
No hace falta ir tan lejos para ver lo mismo o algo parecido.


_________________________________________________