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Cuando se empezó a dar señales que venía una crisis, en mi sector ya hacía mucho que la habíamos notado.
La gente no tenía dinero para subterfugios y sus hábitos de consumo estaban cambiando, ganaba lo mismo pero, en cambio, debía pagar un fortunón mensual de hipoteca y los progenitores muchas veces pagaban la factura, los precios habían subido con el Euro y los salarios se mantenían; se habían inventado nuevos gastos sin proveer de más dinero los bolsillos, gastos cuyos beneficios iban a parar al exterior en forma de inversiones o como pago del producto. Ya no podía endeudarse más por lo poco de sus entradas. La pequeña industria no dependiente de la construcción se estaba paralizando y día a día se tardaba más en vender una vivienda. La gente esperaba el hundimiento de precios para salir a comprar.
Un buen amigo, consejero financiero de uno de los grandes (el más, para ser exactos), me comentó que no pasaría nada, que la sangre no llegaría al río. Yo le respondí con una premonición: el paro llegaría entre el 24 y el 25%, y el PIB nacional descendería aproximadamente entre el 12 y el 15%. Es evidente que el cálculo lo hice a ojo, basándome más por la experiencia y la intuición que por unas cifras y estadísticas desconocidas para mí.
Entonces mi amigo se rió con ganas, me dijo que el españolito no había llegado al coeficiente de endeudamiento de un alemán, un francés, un inglés... sin embargo, hace unos pocos meses me pregunta sobre el tema.
Al españolito medio no le sobra tanto dinero y el cálculo del potencial endeudamiento debe hacerse en base al del ahorro. Los banqueros deberían saberlo mejor que nadie, por lo menos, que yo. Al europeo rico, después de pagar gastos fijos y comida, le sobra bastante más dinero que al españolito medio, sobre todo que al catalanito, que con el agua, el transporte, las infraestructuras, la educación, la vivienda… más caros, y la falta de ayudas para todo, en comparación a cualquier otro españolito, no le queda nada para ahorrar.
Hoy pienso que el gobierno no lo habrá hecho tan mal. El paro seguirá creciendo, pero a un ritmo que hará imposible llegar al 25%; y el PIB quizá llegue a caer algo más, pero no creo que sobrepase el 10 o el 11%.
Está claro que yo hubiera seguido otra política, quizá más radical y de futuro. Me he cansado de anunciarlo en todos los foros y blogs que conozco sobre el tema. Lo seguro es que con la actual, no solo la doméstica, tenemos crisis para rato y la pobreza se enseñoreará en nuestro país. Quizá no lo percibamos, quizá pensemos, cuando el paro disminuya y el consumo repunte, que el mal sueño habrá terminado. Pero no… el éxito y el fracaso deben medirse por lo que podríamos ser y lo que somos, y la diferencia será de órdago.
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