viernes, 19 de marzo de 2010

DE TRAMPEROS Y LAZARILLOS

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Creas un ente regulador (el banco de España), le dispones los mejores sistemas existentes para hacer su trabajo, legislas adecuadamente para convertirlo en independiente y... zas, consigues la credibilidad internacional suficiente.
¿Quién, en su sano juicio, dudaría del ente regulador español?
Nadie, puesto que el que más y el que menos anda cojo en el asunto, y es el que más credibilidad tiene.

Por lo que parece todo se basa en matemática ficticia para crear confianza y el señuelo es la discreción, y una extremada y formal regulación y seriedad.
Hubiese funcionado si no fuera porque la crisis ha sido global y todos andan tras el poco líquido existente.

El mundo se compone de deudores y acreedores, -los del medio, que son los más felices, no cuentan- y su economía trata de que los segundos crean en la solvencia de los primeros. El problema reside cuando estos no pueden hacer frente a sus deudas y buscan, mediante ingeniería financiera, la solución a sus problemas. Se trata de seguir embaucando. Eso queda mal, mejor decir: seguir enredando la madeja de manera que nadie sepa como encontrar su hilo. Se trata de hacer creer al foráneo que la casa es sólida y existe un fondo que, en caso de apuro, cubriría un posible descalabro. Ahora bien... dado la situación y que el resto no podido mantener la pirámide, nadie sabe a cuánto asciende el susodicho, lo que durará y cuánto hay en caja para responder de ello.

La economía española ha vivido y crecido de lo ficticio y el regulador ha llenado el país de euros contando con eso. Ahora, cuando la burbuja ha estallado, se debería haber echado mano del plan B, pero este ha quedado en desuso antes de haberse podido ejecutar.
No hay mal que por bien no venga. El regulador se ha quedado sin su aparato, por tanto no queda más remedio que hacer frente al desaguisado con las cuentas en la mano, a no ser de hacerse pasar por estúpido e incompetente; algo que nunca debería aceptar, ya que es el único del país que conserva intacto su prestigio.
En suma... que en cambio de seguir haciendo de tramperos y lazarillos, los españoles deberemos arrimar el hombro, estudiar y ser competitivos, ahorrar y perder algunas prebendas; y reconocer que sí, que algunos negocios no han salido como se esperaba, que se ha perdido mucho dinero y que algunos chiringuitos financieros (llámese cajas) deberán cerrar en fallida por su mala cabeza.
Y es que a nadie escapa, que tanto subterfugio y atraso para reconocer la cuantía del descalabro, es porque nadie la conoce ni se atreve a reconocer su despiste.
El regulador no debería avergonzarse, ha hecho bien su trabajo. Ocurre que, en contra de lo que parece y hace creer, no dispone de la información necesaria para dar cumplida respuesta a las preguntas que le hacen tanto dentro como fuera.
El regulador, igual que el ejecutivo, deberían saber que esta crisis habrá de solucionarse por etapas, tan largas como complicadas; y que cada país les hará frente por separado y con soluciones personalizadas.
El regulador y el ejecutivo no deberían esperar que caiga el maná del cielo, que la crisis se disipe por sí sola, que aumente el consumo, ni siquiera para valorar el descalabro.

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3 comentarios:

  1. ¡Vaya! A juzgar por los periódicos de hoy, parece que El Regulador lee tu blog.

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  2. Me temo que no le quedaba más remedio.
    Lo que asombra a propios y extraños es el soberano descontrol existente en algunas entidades, solo explicado por la falta de profesionalidad... mejor decir: sentido común, de sus excesivamente politizados y enchufados jerarcas. -Es el colmo que para dirigir una caja se escoja al primo de la Perica-
    La triste verdad es que la cosa, sino al tiempo, terminará con el desembarco del regulador en ellas, algo que a la banca le debe hacer poca gracia.
    Imagínense al banco de España propietario de algunas cajas. Podría saltarse a la banca para repartir el ICO.
    Ya veo al Botín y al Ibarra comprando cajas o, mejor, quedándose sus marrones. Por lo pronto espero que al Sabadell no le coja gustillo, soy accionista y no me gustaría ver como se disipan sus beneficios.

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  3. Pau, cuando leo esto, no puedo dejar de pensar "esto ya lo lei hace unos años"... y en los diarios de aca!
    No creo que lleguen a joderlos como a nosotros, pero... no puedo dejar de recordar los versos que se escuchaban, y leían, por aca...
    Besos
    Maria

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