sábado, 27 de febrero de 2010

EL FENÓMENO IMBERBE INTELECTUAL

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Almuerzo, como cada día, en el restaurante de mi amiga china. La cocinera es nacional y guisa de muerte, aunque de vez en cuando a mi amiga se le va la olla y mete mano donde no debiera.
Hace unos días sirvió sushi. Todo iba bien hasta que llegué a lo que parecía salmón.
Mal, muy mal. Eran hojas de jengibre tal como salen de la planta. De poco dejo la lengua con el invento.
Hoy éramos cuatro y a uno de nosotros no se le ha ocurrido otra cosa que decir que los chinos son una plaga, langostas que lo devoran todo.
Hay cosas que no soporto. La gente que me conoce lo sabe y de seguro que lo hacía para provocarme. El problema es que últimamente no estoy para bromas, y más cuando esconden lo que se piensa.
Mi amigo es importador, vive de comprar en China para revender aquí.
La gente es estúpida. Cree que puede comprar, enviar dólares, euros a la China y los de allí se los comerán con patatas fritas o nos los devolverán sin más, agradecidos por hacerlos trabajar por nada.
Los chinos traen sus dólares y euros y compran negocios aquí. Eso los pequeños; los grandes se dedican a comprar minas, áreas de cultivo y cosechas.
Mi amigo decía que ahora se quedaban los restaurantes, y le contesto que si los compran es porque están en venta; que haberlo comprado él si tanto recelo tiene.
El restaurante era de un tipo que dijo estar cansado de trabajar.
- Lo vendo e invierto en bolsa, me compro un piso y hago negocio con él... eso da más que trabajar-
El gilipolla ha perdido la mitad de lo que tenía en la bolsa y ahora no puede vender, y lo del piso ya sabemos como termina. Mientras, mi amiga china trabaja, se esfuerza y vende más menús que nunca. Por lo pronto ya se ha quedado otro restaurante.
La china tiene tres hijos, uno de ellos es una chica de quince años; la conozco, habla catalán y castellano perfectos, el mandarín y el inglés. Corre en la Maratón del Corte Inglés y es gimnasta.
Otro de los comensales, también del ramo, lo defiende. Lo hago callar. La china que nos atiende habla catalán, al contrario que él, que después de cuarenta años aún no siente la necesidad.
Aún recuerdo cuando prometía que nunca trabajaría con chinos y hoy puede seguir el negocio gracias a ellos. Las españolitas dejaron el oficio. El marido ganaba mucho en la obra y a ellas les iba más hacer de amas de casa. Ahora han perdido el ritmo y no hay dios que se atreva a darles trabajo, el hombre está en el paro y, ellas, para engrosar las listas, también se han apuntado.
La culpa es de Zapatero, dicen. Y es que su mente no llega a más.

- Los extranjeros tienen ayudas mientras nosotros pagamos-
Eso lo escuchaba hace unos días de un tipo que habla mucho y da tumbos por la vida. Lo conozco de cada día y me tiene harto.
Me giro...
- Deberías callar. Por lo menos asegúrate de lo que dices antes de provocar rabia y racismo por donde vas-
- Ah! ¿Es que no es cierto que reciben más ayudas que nosotros?-
- No. Y me juego mil euros ahora mismo si lo demuestras. ¿Te atreves?-
Y el tío se retrae con una risa forzada. No se atreve, su cerebro no llega al de un párvulo. Sigue Intereconomía y se cree lo que le interesa, aun sabiendo que no es cierto. Mañana volverá a soltar las mismas sandeces en otro lugar. Le importa un pito que sean ciertas o no, que un chalado en paro estalle y mate de un tiro al primer moro que encuentre. Él no ha sido, no tiene culpa que la gente esté desesperada y con hambre.
Y miro la Vanguardia. La primera plana... “El gobierno ayudará al preso de Guantánamo para reintroducirlo en la sociedad”
La traducción del tonto con el que discutía es que le dará trabajo y piso. Dice estar seguro de ello. Lo busco en la noticia y no lo encuentro. Lo que descubro es que lo de la portada solo es para vender y ensuciar. La letra pequeña dice una cosa bien distinta. El gobierno solo dará al preso los mismos derechos que a un inmigrante legal. Ni casa ni trabajo.
Dejo el diario y sigo comiendo. Ya no tengo ganas de discutir más. El tipo lo toma como que lleva razón y lo suelta.
- ¡Toma! Búscalo tu mismo y la próxima vez, antes de hablar, lee la letra pequeña-
El tipo se disculpa con una sonrisa de complicidad. El resto del comedor come en silencio y alguno me sonríe. Algo es algo, pienso.
La Vanguardia, el periódico de la casa convergente, de Pujol y compañía, se dedica a encender los ánimos, a provocar, a tirar la piedra y esconder la mano... Ellos no tienen la culpa si los imberbes intelectuales solo leen la portada, si solo quieren leer lo que les interesa. Si mañana estalla la gente, si se produce un desastre... ellos no tienen culpa. En todo caso lo será de Zapatero.
¡Válgame dios! ¿Yo racista? Eso nunca. Yo solo provocaba descontento hacia el gobierno de manera legítima. Es legítimo mentir, crear descontento para conquistar el poder.

Algún día conseguiremos que mentir sea delito, que provocar desconcierto y rabia sin una razón verídica, comporte la retirada de la licencia.
¿No es eso lo que les pasa a los abogados, a los médicos? Pues por qué no a los periodistas...

Mañana tendré que escuchar más sandeces. Esta vez dirigidas a Montilla...
¿Qué hace un andaluz gobernando nuestra casa?
No tiene estilo ni categoría. Le falta liderazgo. Habla mal el catalán, o... no, lo hablaba. Ahora hasta Pujol reconoce que lo habla bien. Ha hecho un esfuerzo, dice. Pero claro, eso tiene una doble lectura. Es una manera de recordar al personal que no es de raza oriunda y que un esfuerzo no demuestra la perfección requerida. Aquí solo tiene derecho a trabajar y votar, y eso porque no queda más remedio.

¡Qué ganas tengo de ver un Molt Honorable con ojos rasgados, a poder ser mujer y encima que se llame Chu Li, y sea una cachonda mental como la Aído.

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3 comentarios:

  1. Es muy cierto que solemos hablar bastante desinformados. Nos dejamos llevar de la primera película que nos cuentan, sin indagar en ello.

    Un beso.

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  2. creo que más o menos en el momento en que pasan a instalarse aquí tanto como para recibir ayudas, dejan de ser extranjeros. o no?

    claro, si tienen los ojos rasgados, parece que no lo son

    tengo una amiga que da clases de inglés a una adolescente china que habla un castellano perfecto, no sé qué dialecto del chino, seguro que gallego y que no sabe inglés porque no le gusta estudiar, como a cualquier adolescente que se precie. además, es tan tan maja que de vez en cuando se viene por fiestas a las que no invitamos a ningún adolescente caucásico. no por nada, porque no conocemos a ninguno a quien se le note tan poco que lo sea

    eso sí, siempre se notará que "no es de aquí". manda carallo!

    besos

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