domingo, 6 de septiembre de 2009

CIUDADANÍA RESPONSABLE


La última gran guerra cambió muchas cosas, incluso la manera de hacer la paz.

Hace poco leía el artículo que Rithmduel escribe sobre Keynes, su rechazo a los acuerdos que, según él, arruinaron Alemania después de la primera gran guerra y que fueron la causa de la segunda.

Keynes quizá lo viera claro desde un punto de vista economicista. Los resultados avalan su tésis..

La democracia convierte a los ciudadanos en cómplices de los crímenes de sus gobernantes, y antes que la democracia existe la información.


Las cartas enviadas por los soldados alemanes y japoneses a sus familiares, los diarios de múltiples ciudadanos, no solo el de Ana Frank, demuestran, digan lo que digan muchos de los supervivientes, que tanto el pueblo alemán como el japonés era consciente de las matanzas de judíos, rusos, coreanos y chinos; de la esclavización de millones de ciudadanos franceses, rusos y chinos, del expolio de la despensa francesa, ucraniana y coreana.

A las familias, hijas o madres de los soldaditos alemanes no les importaba demasiado la procedencia de los alimentos, mientras sus tiendas estuvieran abastecidas de pan, patatas y carne a precio asequible. Tampoco preguntaban, excepto una valiente minoría que los escondían, dónde eran trasladados sus vecinos judíos; tampoco de dónde salían tantos objetos de arte y otros bienes usados que se vendían en los mercados. Como si del preguntar dependiera el saber y su inocencia.

Los EEUU, tras la segunda gran guerra, invadieron Japón y Europa con dólares recién imprimidos, maquinaria y herramientas. Los dólares sirvieron de acicate para mover la economía, y las máquinas y herramientas para desarrollarla. -Que nadie confunda eso con la manera de solucionar la actual crisis-

La justicia persiguió exclusivamente a los más destacados oligarcas y algunos verdugos, a la gran mayoría se la dejó libre o se la utilizó para llenar el vacío administrativo creado por la derrota. Nadie pidió explicaciones a la ciudadanía alemana y japonesa, solo se les dijo que habían sido engañados, que de raza superior tenían poco o nada y que del asunto de mirar al resto por encima del hombro debían olvidarse.

Y nos preguntamos quién es el responsable de un movimiento criminal, genocida o simplemente que propugna la superioridad de una raza sobre las demás.

Escritores, ideólogos, periodistas... asesinos de despacho que azuzan a los débiles de espíritu, que culpan de las desgracias, la pobreza. Juristas que propiciaron el ascenso del nazismo, el culto al líder perfecto e infalible. Religiosos que aceptaron y santificaron el asesinato en masa, el expolio y el genocidio; que cubrieron bajo palio al asesino y tirano y lo declararon mano de su dios.

Malalay Joya, cuando el embajador estadounidense le exigió mostrar cortesía y respeto hacia todos los delegados de la asamblea, respondió: “Si estos criminales hubieran violado a su madre, a su hija o a su abuela, o matado a siete de sus hijos, para no hablar de todos los tesoros morales y materiales de su país, ¿qué palabras utilizaría contra semejantes criminales que estén dentro del marco de la cortesía y el respeto?”

¿Debemos pedir cuentas, exigir que toda esa gente asuma su responsabilidad y pague por ello?

Son muchos, pero nunca demasiados; y no hacerlo los envalentona y provoca que se sientan seguros y legitimados.

No hace tanto que un partido político llegó a acusar de la falta de agua en su región, a la cicatería de otras. No lo hacía por su falta de previsión, o a su desgana en instalar conducciones desde la desaladora de Carboneras, donde no sabían que hacer con el agua. Quizá esperara que lloviera a tiempo o que el gobierno central se hiciera cargo de lo que no le correspondía. Prefirió provocar el odio generalizado hacia los ciudadanos de otras tierras y, en algún caso, de otra cultura y lengua, antes de arriesgarse a confesar la verdad.

En toda sociedad existe una minoría enferma, grande si nos atenemos a los resultados electorales. En ciertas zonas geográficas son más abundantes que en otras. Una minoría que propugna la disminución de los derechos del hombre según la raza, el credo o el género. Y puede rondar entre el 10 y el 15%.

Es conocido que en Levante y en Euskadi existe más intransigencia que en el resto. Las diferentes consultas populares lo atestiguan. Levante se lleva el triste mérito de ser la región española y, según algunos sociólogos, europea en tener más grupos xenófobos, sin contar los que, gracias al extremo derechismo del PP, han sido absorbidos por este. De Euskadi poco hay que decir.

Por desgracia a veces una de estas minorías llega al poder, y es la ciudadanía quien, por activa o pasiva, lo ha amparado; y, por tanto, la responsable del recorte de libertades y de los desmanes cometidos por sus representantes.

Hoy disponemos de dos claros ejemplos: Irán y Afganistán

“El que no conoce la verdad es sólo un idiota. El que la conoce y dice que es una mentira es un criminal.” (Bertolt Brecht)



3 comentarios:

  1. Me alegro de tu mudanza, Pau. Blogspot parece que funciona mejor. ¡Te lo digo yo que ya he tenido tres mudanzas blogosféricas!

    Tu tema de hoy, en fin, qué podría aportar yo que no haya resumido Bertolt Brecht ya. Poca gente se atreve a denunciar a los criminales (e incluso a algunos que se atreven los tildan de yo qué sé qué).

    Recuerdo perfectamente el día que detuvieron a Pinochet. Como si fuera ayer mismo. Estaba yo en Garcibuey, un pueblito de la sierra charra, con mis amigos en plan turismo rural. Yo estaba en quinto de carrera. Nos fuimos a Salamanca (y mira que estábamos lejos) para comprar un par de botellas de vino del bueno, para celebrarlo.

    De todas formas, otra cuestión que me atormenta a mí en los últimos tiempos. ¿Hacer pagar a todos todos sus crímenes? La única condena posible sería tal vez ¿la pena de muerte (a la cual me opongo seriamente)? Mira, mi padre decía una cosa: a estos sinvergüenzas hay que ponerlos a quitar todas las curvas de las carreteras del norte (de España, se refería).

    Y sobre la ciudadanía, ay, la ciudadanía. Pero si ayer fue el comienzo de Gran Hermano en Telecinco, récord de audiencia seguro, ¿qué se le puede pedir a la ciudadanía?

    ¿Has visto Paisito? Yo misma fui a verla este fin de semana al cine. Creo que, bueno, le viene bien al post tuyo de hoy.

    Perdón por la chapa, pero no extenderse en estos temas me parece harto difícil.

    Besote.
    Cal.

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  2. Cuando vi la noticia de la detención de Pinochet, lo primero que hice fue llamar a una amiga chilena, viuda y exiliada por causa de ese tipo. Por lo menos, le amargaron sus últimos años.

    Estoy muy de acuerdo contigo. El ejemplo de Valencia y el agua lo uso yo mucho. Como puede verse, el ejemplo cundió. Es tan fácil dirigirse a lo que antaño se llamaba: "las más bajas pasiones"... El daño que esta haciendo esta caterva de politicuchos irresponsables con que todo vale con tal de agarrarme al sillón o intentar desalojar al de enfrente aún está por ver. Pero el mecanismo de embrutecimiento masivo es el mismo de tiempos de Goebbels.

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  3. Me ha parecido muy interesante el tema.

    Un beso.

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