lunes, 14 de septiembre de 2009

AYATOLÁS


Mujeres violadas en centros de detención, manifestantes torturados y asesinados en comisarías.

Las acusaciones de violación son un problema para un gobierno dirigido por clérigos musulmanes. La pasada semana agentes gubernamentales se apropiaron, asaltando la oficina de la oposición, de las pruebas que demostraban la tortura y la muerte de detenidos, así como la violación de las prisioneras; para, después, negar que se hubieran producido. Mientras, el gobierno y los líderes religiosos amenazan a los jefes de la oposición de perseguir a todo aquel que vierta mentiras sobre el tema.

Todo parece indicar que la próxima maniobra del gobierno de Ahmadinejad será detener a Moussavi y a Karroubi.


Los líderes religiosos no pueden tolerar que se descubra su cinismo y su desprecio por los principios que rigen su religión, a la que tanto dicen defender.

El Ayatolá Alí khamenei obligó que se cerrara un centro de detención y que se detuviera a los responsables de las torturas y violaciones fueran detenidos, en un claro esfuerzo por desmarcarse del asunto y limpiar su imagen, tanto en el extranjero como en el interior del país.

Es importante que esta noticia se propague para que los musulmanes de todo el mundo descubran el engaño y falsedad de algunos de sus líderes espirituales con respecto a sus creencias.



Ya que es difícil convencerlos del error que representa seguir los preceptos de una religión, datada aproximadamente hace mil quinientos años y creada por un hombre, que a los cincuenta y cuatro se casó con una niña de seis, a la que desvirgó a los nueve; que decapitaba a sus enemigos y vendía como esclavos sus familias para enriquecerse personalmente, que... Por lo menos que sepan la calaña de sus actuales líderes religiosos, principalmente los ayatolás iraníes.



1 comentario:

  1. Lo importante es que se está produciendo en Irán lo que se habría producido mucho antes si Estados Unidos no se hubiera empeñado en dar excusas al régimen. Las pasadas elecciones marcaron un antes y un después. Una vez liquidada la legitimidad aparente del régimen, lo demás es sólo cuestión de tiempo.

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