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Va a ser imposible
pedir sacrificios a la gente, mientras la canallada se va de rositas con lo
robado. Hemos de tener claro que ninguna ley, de las que se están promulgando de
espaldas a la ciudadanía para institucionalizar el robo, va a servir o se podrá
mantener. Hemos de tener muy claro que si queremos salir de esta, todos los que
han votado a favor de la estafa bancaria, de los desahucios a destajo, de los
intereses de usura, de los indultos a los corruptos, de los cambios
fraudulentos de la Constitución; que todos los que han evitado votar en contra
del latrocinio, como por ejemplo hoy mismo Pere Navarro, deberán ser procesados,
perseguidos y encarcelados, embargados hasta el último céntimo, hayan robado
para ellos o para otros. Debemos tener muy claro que todos aquellos que han
reprimido o perseguido a la gente que protestaba pacíficamente, sean mandos o
simples números, no podrán excusarse en que obedecían órdenes. Tenemos que ser muy
conscientes que absolutamente todos los antidisturbios deberán ser depurados,
procesados y encarcelados como merecen.
De no seguir esas
premisas, nadie podrá pedir a la sociedad, el enorme
sacrificio que representará sacarla de la ruina a la que ha sido
sometida, y al atraso de muchos decenios a que se verá abocada, en calidad de vida,
en enseñanza y hasta en esperanza de vida.
Nadie en su sano
juicio puede convencer a una sociedad, inmersa en la revolución tecnológica y
de comunicación más grande de todos los tiempos, que es necesaria una regresión
social, educativa, salarial y sanitaria, sin que los culpables sean
ajusticiados.
La revolución es imparable, el que no lo vea así es tonto o miope, y el que conquiste el poder, sea la ciudadanía a través de una revolución asamblearia, o un partido dogmático y fuertemente jerarquizado, debe tener muy claro todo lo anteriormente expuesto, a no ser que quiera ser eliminado por la misma ola que va a encumbrarlo. Creo firmemente que el tiempo de la manipulación a la ciudadanía todavía no ha pasado, pero tendrá que ser más sutil y, para convencerla, esta vez habrá que buscar bastantes cabezas de turco.
La revolución es imparable, el que no lo vea así es tonto o miope, y el que conquiste el poder, sea la ciudadanía a través de una revolución asamblearia, o un partido dogmático y fuertemente jerarquizado, debe tener muy claro todo lo anteriormente expuesto, a no ser que quiera ser eliminado por la misma ola que va a encumbrarlo. Creo firmemente que el tiempo de la manipulación a la ciudadanía todavía no ha pasado, pero tendrá que ser más sutil y, para convencerla, esta vez habrá que buscar bastantes cabezas de turco.
En fin, que el que
crea que con cargarse la corona, aunque sea a lo ruso, habrá suficiente, va
aviado.
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